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Día del Tourbillon: El arte de desafiar la gravedad
26/06/2025
Noticias
Celebramos la invención que cambió para siempre la relojería
Un día como hoy, hace más de dos siglos, Abraham-Louis Breguet obtuvo la patente de una de las complicaciones más admiradas en la alta relojería: el tourbillon. Nacido en 1801 de la mente de un genio visionario, el tourbillon no fue solo un logro técnico: fue una declaración de principios. Una rebelión silenciosa contra las limitaciones del tiempo.
¿Qué es un tourbillon?
En esencia, es una jaula giratoria que encierra el escape y el volante del reloj, rotando sobre su eje una vez por minuto. ¿Su propósito? Compensar los efectos de la gravedad en la precisión del reloj, especialmente cuando este permanece en posición vertical, como ocurría en los antiguos relojes de bolsillo.
Pero más allá de la funcionalidad, el tourbillon es una obra de arte en movimiento. Su belleza hipnótica casi coreográfica convierte al reloj en un espectáculo perpetuo de precisión y elegancia.
Breguet: el origen de la revolución
Patentar una complicación como esta en plena era napoleónica era más que audaz: era revolucionario. Breguet no solo desafió los límites de la técnica, sino que estableció un nuevo lenguaje para la relojería. Uno donde la estética, la ingeniería y la emoción se funden.
Hoy, todas las casas de alta relojería que se atreven a incluir un tourbillon en sus piezas lo hacen, en cierto modo, rindiendo tributo a aquel primer gesto visionario de 1801.
250 años después, el tourbillon sigue girando
En este Día del Tourbillon, Breguet no sólo celebra una invención. Celebra un legado de excelencia, de obsesión por la precisión, y de respeto por la belleza que solo puede nacer de la complejidad.
Un tourbillon no es para todos. Es para aquellos que entienden que dentro de un reloj pueden latir siglos de historia, innovación y poesía mecánica.